– Ecológicos. Climatizan como lo hace la naturaleza, sin riesgo de legionelosis.

– Filtran, depuran e inyectan en forma permanente el 100% del aire obtenido desde el exterior. Reducen sustancialmente las endotoxinas del caudal de aire.

– El 80% del aire inyectado, debe evacuarse a través de puertas, ventanas o extractores eólicos o mecánicos.

– Mínimo consumo de energía. Lo que se traduce en a lo menos, un 80% de ahorro energético en comparación a los sistemas convencionales que utilizan compresores y refrigerantes sintéticos.

– Bajo costo de manutención y operación.

– Generan sobrepresión (presión positiva) impidiendo el ingreso y transito de partículas en suspensión y contaminantes ambientales externos.

– Eliminan la electricidad estática.

Remedian la proliferación del síndrome del “edificio enfermo” por medio de la renovación permanente del aire interior. Protegen la salud, favorecen el confort y el bienestar térmico, contribuyen a incrementar la productividad y a disminuir la tasa de accidentes y de ausentismo.

– Calidad Australiana. Líder mundial en el desarrollo de tecnologías de bio-climatización hiper eficientes.